Empleados estridentes: Más Ruido que acción en el mundo corporativo

Empleados estridentes: Más Ruido que acción en el mundo corporativo

En el vibrante escenario laboral, donde la innovación y la productividad son moneda corriente, ha surgido un nuevo término para describir un tipo peculiar de trabajador: los “empleados estridentes” (loud laborers).

Estos individuos, a diferencia de los tradicionales “renunciantes silenciosos”, no pasan desapercibidos, más bien, se destacan por su capacidad de decir que trabajan mucho, cuando en realidad hacen muy poco o nada.

El término “empleado estridente” fue acuñado por André Spicer, un respetado profesor de comportamiento organizacional y decano de la Bayes Business School. 

Según Spicer, completar las tareas asignadas parece ser una consideración secundaria para estos empleados. En lugar de enfocarse en la acción real, su prioridad a menudo es hablar sobre el trabajo que, teóricamente, están realizando.

El fenómeno no es ajeno a la atención pública, con expertos como Nicole Price, una reconocida entrenadora de liderazgo y experta en entornos laborales, destacando esta tendencia.

Price destaca que los empleados estridentes son maestros en la autopromoción, más allá de los límites de la oficina. Su presencia es fuerte en las redes sociales profesionales, donde hacen alarde de sus logros y tareas laborales.

Sin embargo, el impacto de estos trabajadores ruidosos no es solo superficial. Cuando tienen un espacio significativo para influir en la cultura laboral, pueden crear un ambiente en el que la visibilidad y la autopromoción se vuelven más valiosas que los propios resultados.

Este desequilibrio puede dejar a los empleados que no se sienten cómodos y desmotivados, generando una brecha entre el esfuerzo percibido y el reconocimiento obtenido.

Si bien puede ser tentador para los empleados estridentes sumergirse en su propia retórica, las empresas deben buscar un equilibrio saludable. El objetivo debería ser fomentar un ambiente en el que tanto la acción como la comunicación efectiva sean valoradas.

La colaboración y el trabajo en equipo deben prevalecer, permitiendo que las contribuciones reales hablen por sí mismas, sin la necesidad constante de autopromoción.

A medida que el mundo corporativo continúa evolucionando, la atención se centra cada vez más en la autenticidad y el impacto tangible. Los empleados estridentes pueden captar la atención, pero a largo plazo, serán aquellos que logren un equilibrio entre la acción y la comunicación genuina los que se destacarán y prosperarán en este nuevo entorno laboral.

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