

En el vertiginoso mundo laboral de hoy, donde las fronteras digitales desdibujan los límites del trabajo y la vida personal, las empresas se enfrentan a un reto monumental: potenciar la conexión con los colaboradores.
En un escenario caracterizado donde las estrategias tradicionales ya no bastan. Es necesario forjar una conexión sólida y auténtica con los colaboradores, liberando así el poder del “employer branding” y creando un imán que atraiga a las mentes más brillantes del sector.
El informe “El Colaborador Social”, elaborado por LLYC, destaca algunas claves fundamentales que permiten a las organizaciones elevar su marca empleadora y cultivar una conexión genuina y profunda con sus equipos:
1. Escuchar desde dentro hacia afuera:
La base de una marca empleadora convincente radica en escuchar a sus empleados. Más allá de conocer el mercado y los competidores, la información más valiosa proviene del corazón de la organización.
A través de conversaciones abiertas, encuestas significativas y entrevistas profundas, se puede comprender verdaderamente las motivaciones y valores de la plantilla. Al alinear los valores de la empresa con los de sus colaboradores, se construye un entorno laboral que resuena con sus aspiraciones, demostrando un compromiso genuino y fomentando una cultura de transparencia.
2. Comprender las Comunidades Internas:
Las organizaciones no son meros productos y servicios, sino comunidades vivas en constante evolución. Comprenderlas es esencial para generar un entorno en el cual los empleados se sientan arraigados.
Al analizar datos internos, como comportamientos, niveles de compromiso y rotación, se pueden diseñar iniciativas específicas que satisfagan las necesidades y aspiraciones particulares de cada grupo.
3. Definir la Propuesta de Valor para el Empleado:
La marca empleadora es una promesa, una promesa de lo que los empleados pueden esperar al ser parte de la organización.
Comunicar con claridad los aspectos únicos y atractivos de trabajar en la empresa, así como el compromiso con el bienestar, crecimiento profesional y flexibilidad laboral, genera una propuesta de valor irresistible que no solo atrae a nuevos talentos, sino también fomenta el orgullo y la lealtad entre los colaboradores existentes.
En la actualidad, forjar una conexión sólida con los colaboradores no es solo una opción, sino una necesidad vital para el éxito.
Al empoderar a los empleados como embajadores, las empresas pueden transformar su plantilla en un equipo cohesionado que atrae y retiene el mejor talento. En última instancia, una marca empleadora sólida es el latido del corazón de cualquier organización.