Síndrome del impostor, la mejor manera de autosabotearse en el trabajo

Síndrome del impostor, la mejor manera de autosabotearse en el trabajo

Experta en el tema señala que 7 de cada 10 personas ha sufrido este padecimiento generado por inseguridad y baja autoestima, principalmente.

Aunque el éxito es relativo, ya que su significado y sentido varía para cada persona, las personas que lo son tienen en común que son constantes y trabajan para alcanzar sus metas. Sin embargo, hay quienes suelen considerar que los objetivos alcanzados se deben a factores externos e incluso a golpes de suerte. Y, en muchos casos, eso ocurre porque hay quienes padecen del síndrome del impostor, que es de las maneras más fáciles en las que numerosos empleados autosabotean su trabajo y desempeño.

El término fue acuñado en 1978 por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes, luego de que por años trabajaron con mujeres que tenían historiales de éxito académico y laboral, pero no se describían a sí mismas como exitosas, además de que constantemente vivían con la sensación de falsedad, destaca Marianella Abarzúa, profesora de Psicología en la Universidad de Chile.

Debido a que el análisis se efectuó en una época en la que la brecha de género era más notoria, a comparación de la actualidad, el síndrome se evidenció en las mujeres; sin embargo, lo puede presentar cualquier persona. 

La experta agrega que aún no es reconocido como un trastorno mental, pero eso no evita que haya una serie de síntomas que causen un importante malestar emocional que corresponden al síndrome del impostor, aunque las principales son inseguridadfalta de confianza y baja autoestima.

Por su parte, la doctora Valerie Young, experta en el tema y cofundadora del Instituto del Síndrome del Impostor, señala que es un padecimiento habitual, ya que 7 de cada 10 personas lo ha sufrido alguna vez en su vida. A manera de ejemplo, indica que la exprimera dama Michelle Obama, así como la actriz Kate Winslet, ganadora del Oscar, y la cantante Ellie Goulding lo padecieron, ya que estas personas “están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen”.

Valerie Young destaca que hay cinco tipos de “impostores”:

  1. Perfeccionista. Sus metas son extremadamente altas y al no cumplirlas o fallar en el camino tiene una sensación de baja autoestima y preocupación porque se culpa, ya que considera que pudo hacer mejor las cosas. 
  2. Súperhumano. Se presiona demasiado en todo, ya que es su mecanismo de defensa para cubrir sus inseguridades. 
  3. Genio natural. Se juzga a sí mismo porque siempre quiere lograr las cosas en el primer intento. Cuando no hace algo rápido o fluidamente, se estresa y agobia.
  4. Individualista. Se niega a pedir ayuda porque considera que es la manera de evidenciar su supuesta incapacidad; de hecho, rechaza cualquier tipo de apoyo porque quiere probar su valía.
  5. Experto. Duda de sí mismo y tiene la sensación de que no es honesto, así que teme que lo descubran y, de esta manera, se evidencie que no es lo que la gente considera.

Aunque lo ideal es atenderse con un experto, estas personas igual deben trabajar en aceptar que no se es perfecto (hay que recordar que nadie lo es; aprender a reconocer las habilidades, aceptar los elogios por las metas alcanzadas, aceptar la crítica y dejar de lado las comparaciones o idealizaciones.

Adicional, hay eliminar la idea de que las personas tienen que demostrar que son buenas, que saben hacer las cosas, que tienen potencial. En resumen: no querer complacer a todo el mundo y dejarse en último lugar.

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