

Al tratarse de un estado que hace sentir a las personas seguras, el desafío es alejarse de lo conocido y permitirse vivir nuevas experiencias.
En el último año y medio lo más común ha sido hablar de las consecuencias negativas que ha ocasionado la crisis sanitaria. Pero lo cierto es que igual ha sido impulsora de cambios significativos como el fomento de la seguridad psicológica y el bienestar corporativo. Otro tema relevante del que casi no se habla es el abandono de la zona de confort.
Bienestando define a la zona de comodidad o confort como un estado mental que hace que las personas se sientan seguras y las mantiene atadas a la rutina diaria y hábitos que. Y, aunque ofrece una sensación de tranquilidad, puede resultar nociva.
Con la llegada de la pandemia, en la mayoría de los casos, numerosas personas e incluso empresas se vieron obligadas a incursionar en áreas y procesos a los que se negaban explotar o implementar. Y este fue el primer paso para salir de la comodidad y lo habitual.
The Conversation indica que cuando un cambio se presenta lo más recurrente es que las personas opten por discursos motivacionales, a fin de “tapar” lo “negativo” de esa nueva etapa o ciclo. Sin embargo, puntualiza que la capacidad de adaptación va de la mano con las emociones, al ser parte del proceso y de las acciones que las personas toman.
Por lo tanto, salir de la zona de confort ofrece beneficios como los siguientes:
Este proceso puede resultar desafiante, sobre todo porque no hay una sola manera de enfrentarlo. Pero, estos son algunos consejos para facilitarlo: