Programación Neurolingüística, método para alcanzar objetivos profesionales.

PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA, MÉTODO PARA ALCANZAR OBJETIVOS PROFESIONALES

Líder de la PNL indica que su relevancia se centra en que ayuda a “ignorar los pensamientos programados” para modificar las conductas.

Una frase común escuchar es “en lo que piensas, te conviertes; lo que sientes, lo atraes, lo que imaginas, lo creas”. Su significado consiste en que las personas son artífices de sus vidas. Para la Programación Neurolingüística (PNL), sucede algo similar porque el cerebro está preprogramado, de modo que es necesario conocer las conexiones mentales o patrones para modificarlos.

Este modelo se originó en los setentas cuando los jóvenes norteamericanos John Grinder (lingüista) y Richard Bandler (matemático, psicoterapeuta y programador informático) empezaron a investigar cuál era la raíz del éxito de tres psicoterapeutas americanos: Milton Erickson, Virginia Satir y Fritz Pearls. En su investigación, descubrieron que éstos trabajaban con base en patrones y procesos de comunicación precisos.

Por lo mismo, la PNL permite cambiar los comportamientos preprogramados, ya que se centra en hacer una introspección más profunda, conociendo por qué se actúa o reacciona de determinada manera. De hecho, el mismo término expone implícitamente esto, ya que la programación indica la codificación de las vivencias y experiencias mediante los sentidos.

Tomar el control

Para Tony Robbins, desarrollador personal, orador motivacional y uno de los líderes de la PNL, este método “permite ignorar los pensamientos programados que tratan de dominar tu presente y tu futuro. Al modificar estos parámetros, tenemos el poder de cambiar nuestras vidas”.

A fin de trabajar con los lineamientos de la PNL, el experto indica que se tienen que analizar los cinco elementos que hacen que una persona actúe: creencias y reglas inconscientesvaloresmarcos de referenciacuestionamientos que cada uno se hace y el estado emocional en momentos clave.

Pasos para aplicarla: 

  1. Mente positiva. Analizar y detectar qué es negativo permite ser consciente de que se tiene que trabajar y convertirlo a positivo. Para facilitar este proceso, en una libreta se pueden anotar las áreas a modificar; por ejemplo: sustituir la frase “se me complica” por “es un desafío”.
  2. Acciones positivas. Al tener la mente en positivo es más fácil actuar en la misma línea. En esta etapa es necesario regirse por la congruencia, es decir, pensar positivo e, independientemente del escenario, actuar así; por ejemplo: al visualizar una discusión con los compañeros de trabajo, se debe contemplar qué ocurriría si se sustituye la acción de señalar por escuchar activamente.
  3. Comunicación positiva. Por excelencia, la comunicación es el canal en el que se da la interacción; por ello, hacerlo de la manera adecuada ayuda a generar vínculos en lugar de romperlos. Entonces, se debe trabajar en dirigirse de manera cordial y sin anteponer pensamientos negativos o juzgar a alguien, ya que esto influirá en cómo se da la comunicación.

Este modelo, que es aplicable para cualquier ámbito de la vida, debe ser visto como una competencia que ayuda a romper estereotipos, salir de la zona de comodidad y mejoras las habilidades. Como todo proceso, lo primordial es tener el compromiso para alcanzar los objetivos.

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