“La gran pregunta que no he sido capaz de responder tras treinta años de estudio del alma femenina es ¿qué quieren las mujeres?”, externaba casi perplejo el padre del psicoanálisis Sigmund Freud. La pregunta surgió en 1925, es decir, hace 96 años… Y quizá hasta ahora se tenga la respuesta: trabajar. 

La interrogante ha quedado resuelta debido a los datos que recopilaron la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la firma global de análisis y asesoría Gallup, al efectuar una encuesta a mujeres de todo el mundo en la que se preguntó si preferían tener un puesto de trabajo remunerado, cuidar a sus familiares o ambas cosas a la vez; en total, se entrevistaron 149,000 mujeres y hombres de 142 países.

El estudio indica que 70% de mujeres prefiere tener un trabajo remunerado, independientemente de su situación laboral. Por su parte, el 66% de los hombres concuerda con la postura de las mujeres.

Además, 83% de las mujeres considera aceptable que en la familia la mujer tenga un empleo remunerado fuera del hogar, si así lo desea, mientras que el 77% de los hombres respalda esta postura.

También indicaron que las mujeres con preparación y estudios tienen las mismas oportunidades que los hombres; sin embargo, igual es común que mientras una mujer tenga mayor grado de estudios, es poco probable que tengan las mismas oportunidades que los hombres.

En cuanto a los porcentajes de fuerza laboral en las mujeres, el estudio arrojó lo siguiente: 46% están empleadas, 3% desempleadas y 51% fuera de la fuerza de trabajo.

Problema cultural

La OIT igual expone que los roles de género juegan un papel importante, sobre todo porque estos varían de acuerdo con la cultura e ideología de cada región del mundo. De hecho, aún hay lugares que consideran inaceptable que las mujeres tengan un trabajo remunerado; percepción que no es exclusiva de los hombres, ya que el 14% de las mujeres profesa este punto de vista, mientras que ellos se encuentran con el 20% a nivel mundial.

Esto conlleva a la presión para cumplir los “roles de género”, que en algunos casos son un obstáculo para el crecimiento profesional de las mujeres, a pesar de que se está viviendo el siglo XXI.