Fracasos laborales, la oportunidad para promover el aprendizaje en el trabajo

Fracasos laborales, la oportunidad para promover el aprendizaje en el trabajo

Permitir que los empleados tengan fallos los hará salir de su zona de confort, de modo que aceptarían más retos.

Hablar del fracaso no es fácil. La sola palabra parece incomodar, como si se tratará de un augurio catastrófico. De hecho, Bradley Staats, profesor adjunto de la Escuela de Negocios Kenan Flagler de la Universidad de Carolina del Norte, describe en su libro Never Stop Learning: Stay Relevant, Reinvent Yourself and Thrive al fracaso de la siguiente manera: “la vergüenza y el golpe para la autoestima pueden manifestarse de maneras ilimitadas, y algunas veces pareciera que lo hacen todas al mismo tiempo, y la respuesta de nuestro cuerpo al fracaso incluso puede asemejarse a la del dolor físico”. 

En pocas palabras, no parece haber manera de aceptar el fracaso, sobre todo cuando se trata del ámbito profesional. En parte, se puede deber a que el éxito está idealizado. Un claro ejemplo es que las personas hacen sus currículos con base en sus éxitos. Y si hablamos de una entrevista de trabajo, es casi seguro que casi nadie dirá que lo despidieron porque fracasó, sino que acomodará el escenario a su favor, diciendo que renunció para buscar nuevos retos. 

De acuerdo con Elena Méndez, profesora de Recursos Humanos en IE Business School, para aprender a gestionar un error hay que definir qué es; en sus palabras, “un fracaso es obtener un resultado que no responde a las expectativas marcadas. Y, sobre todo, un fracaso es aquello que no te permite avanzar y te deja atascado”.

Oportunidades

Por lo tanto, los fracasos no deben verse como impedimentos, sino como oportunidades que incluso podrían tener la llave al éxito que cada persona busca. Entonces, sí, es necesario vivirlos e incluso permitir que los empleados los afronten, ya que de esta manera se tiene una ventaja encima de los demás: una vez que se fracasa se pierde el miedo a intentar cosas nuevas y se pierde el amor a zona de confort.

Amy Edmondson, profesora de Liderazgo y Administración en la Escuela de Negocios de Harvard, dice que hay tres tipos de fracasos: evitable, completo e inteligente; los dos últimos tienen potencial para promover el aprendizaje en el trabajo.

Otra ventaja de los fracasos es que, al compartirlos, se refuerza la empatía en el trabajo, ya que “ayuda a humanizar a la persona que comparte la experiencia al hacerla más accesible y cercana en el trabajo”, expone Alison Wood Brooks, profesora asistente de la Escuela de Negocios de Harvard.

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