

Todas las empresas viven procesos de cambio, indispensables para adaptarse a las nuevas necesidades del entorno y las transformaciones que se dan, debido a factores como la digitalización y la globalización de la economía y los mercados. Estos procesos de cambio muchas veces suelen ser inesperados, e incluso inevitables.
Para hacer frente a estos procesos, las empresas deben contar con un diseño organizacional adecuado, flexible, adaptable y ordenado. Éste se refiere a la creación de procesos, tareas y relaciones formales dentro de una organización. En un contexto de normalidad, ayuda a la empresa a alcanzar sus metas, impulsar su crecimiento y fomentar la integración de colaboradores y recursos tecnológicos.
Sin embargo, en una etapa de transformación, un diseño organizacional adecuado facilita la detección de factores que puedan desencadenar en procesos de cambio. Además, ayuda a impulsar la creatividad y la innovación, indispensables para encontrar la solución de forma rápida a los retos que se presenten.
A través del análisis del flujo de trabajo dentro de la empresa, los sistemas utilizados para la realización de tareas y los procedimientos que se llevan a cabo, puede crearse un diseño organizacional que ayude a alcanzar los objetivos planteados y desarrollar nuevas estrategias.
Y para un proceso de cambio, el diseño organizacional es importante para mejorar estos aspectos:
En resumen, el diseño organizacional puede ayudar a mejorar tanto el recurso humano como el tecnológico. Sumando las mejoras en estos ámbitos que son clave para las empresas, la organización tendrá la preparación, fuerza y herramientas necesarias para gestionar el cambio.