Colaborar es sustentable, diverso
Por: Ilia González
Sabemos que nuestro planeta está en crisis por el exceso de consumo, individualismo y el desequilibrio de sólo extraer y poco aportar.
Nuestro ecosistema está sobrecargado, y lo mismo sucede con las personas. Necesitamos construir una nueva forma de funcionar que sea más humana y menos transaccional.
Para que la colaboración sea genuina y auténtica, es necesario abrirnos a la diversidad. El desafío es integrar a otros que no son como tú, que no piensan como tú; el desafío es integrarte en espacios donde realmente puedas escuchar algo distinto, es decir, ser tolerante y aprender a confiar.
El aceptar sin cuestionar, el aceptar y ser aceptado, donde puedas sentir esa confianza que te permita desenvolverte y entregar lo mejor de ti, donde al final del día te sientas lleno y satisfecho con tus experiencias y la de los demás, ese es el campo que necesitamos cosechar en un lugar lleno de diversidad.
El verdadero desafío de la colaboración está en confiar. Confiar en las experiencias de los demás y confiar en las propuestas, ya que da la oportunidad de crear una comunidad cercana y llena de confianza.
Cuando habitamos en colaboración es cuando nos vinculamos a través de la diversidad integrada en todos sus aspectos, nos enriquecemos. Si somos expertos en algo, lo seremos aún más cuando integremos la visión de otros, cuando escuchemos a otros.
Es imprescindible escuchar a los otros, conocer sus experiencias, vivencias, costumbres, estilo de vida y realidades para salir de nuestra zona de confort.
La unión ante un objetivo, como comunidad, donde existen miembros motivamos, que confían entre ellos y se respetan, nos llevan a la colaboración. Así se genera inteligencia colectiva.
