Desde nuestra posición de CEOs y directivos estamos de acuerdo en que un liderazgo tóxico, más que movilizar a un equipo de trabajo, lo hace desviarse de los objetivos, disminuir su productividad y animo. Existen ciertas señales que nos pueden ayudar a detectarlo y algunos consejos para manejarlo en un proyecto laboral.
Si el liderazgo tóxico en plena era digital y postpandemia sigue siendo tu estilo, estás en riesgo de perder tu empresa, tu prestigio y tu resptabilidad. No lo hagas más. El liderazgo tradicionalmente se asocia con una persona extrovertida, negociadora, persuasiva, observadora y que trabaja junto a su equipo a todo momento.
Lo cierto es que podríamos definir distintos tipos de perfiles de líderes positivos que no cumplen al 100% con estas características. Cada uno se desarrolla en un medio y situación distinta, pero tienen una meta clara y son colaborativos.
El perfil que sí está claro y delimitado entre todos estos es el del líder tóxico, ese personaje desconfiado, que tiene favoritismos, que actúa en base a chismes, que es polémico, narcisista, autocrático y negativo, que derrumba la productividad y los ánimos en el equipo. Para esta clase de personas todos los esfuerzos y soluciones no valen, poniendo en peligro los proyectos y desarrollo empresarial.
A lo largo del tiempo se han identificado dos tipos de líderes tóxicos que no deben ser parte de tu organización, los cuales son:
Este ser es quizás más peligroso, ya que es difícil detectarlo al principio y puede mostrarse con toda cordialidad y buena vibra exagerada. Nunca da soluciones, solo problemas, y encaja bien con un perfil narcisista e imprevisible.
Tampoco son un ejemplo a seguir, y con gritos o juegos de palabras buscan imponerse, hacer menos a otros y mostrar su “autoridad” y “poder” a costa de lo que sea.
Si quieres detectar a los líderes tóxicos, estas son algunas señales que debes considerar:
Tratar con un líder tóxico es la tarea más complicada de todas para los colaboradores a su cargo e incluso para jefes y líderes de su mismo rango. Algunos de estos personajes solo necesitan orientación y formación para ser mejores no solo laboralmente, si no humanamente; pero otros no tienen remedio.
Para neutralizar o parar un liderazgo de este tipo, la mejor forma es no caer en provocaciones, evitar conflictos y explosiones en el trabajo. Y si ellos realmente no aportan algo positivo a nuestras empresas, lo mejor es cortar la relación antes de que provoque severos daños.