Ego, el principal enemigo del buen liderazgo

Ego, el principal enemigo del buen liderazgo

Por: Redacción Recursos Humanos TV

Cuando en nuestros puestos como CEOs y directivos desempeñamos nuestras funciones con mayor carga de ego que de talento, generamos problemas en la cadena laboral y en procesos, incluso aquellos que son básicos para el éxito de cualquier empresa.

El ego que no empata con la eficiencia, es visto de manera pésima y además provoca una cadena de problemas alrededor del funcionamiento correcto de los procesos laborales, de eficiencia y de practicidad. En pocas palabras, un líder egocéntrico destruye, no construye.

Cuando el ego anida en los líderes, estos portan metafóricamente una especie de diana en el pecho, y cuanto más grande es el ego, más vulnerables son los jefes a eventuales golpes. El ego exige atención y por eso quienes son víctimas del narcisismo tienen más probabilidades de caer en las garras de la manipulación.

El ego hace además a los líderes mucho más previsibles, y cuantos están a su alrededor pueden aprovechar esta circunstancia para inocular en los jefes decisiones potencialmente perniciosas para ellos mismos, sus equipos de trabajo y su organización.

Un ego disfuncional es una de las principales causas de rompimiento entre equipos sólidos y compactos. En un mundo donde se prima la ambición personal, con grandes recompensas por el éxito, los grandes egos habitan por doquier. En el ámbito de la alta dirección esto permea aún más. Cuanto más éxito material consigues en la vida, cuanto más poder y reconocimientos acumulas, cuanto más escalas en la jerarquía organizativa, más vulnerable te vuelves a ser atrapado por tu ego, más puedes distanciarte de los demás y de la verdad.

Un ego desproporcionado, entre las pretensiones y los talentos prácticos y palpables, puede distorsionar nuestro enfoque o torcer nuestros valores. Manejar el deseo de nuestro ego por la fortuna, la fama y la influencia es la principal responsabilidad de cualquier líder.

El ansia del ego, por más poder que tengamos nos hace perder el control, nos hace susceptibles a la manipulación, estrecha nuestro campo de visión, corrompe nuestro comportamiento y nos hace actuar en contra de nuestros valores.

En el momento en que el ego desmedido se apodera de los jefes, su visión tiende asimismo a nublarse. Al fin y al cabo, las personas egocéntricas van siempre en busca de información que confirme sus propias creencias. De este modo los líderes quedan atrapados en una espiral en la que sólo ven y oyen lo que quieren, y pierden, por lo tanto, el contacto con la realidad.

Cuando un jefe se libera del ego excesivo, comienza a cambiar en beneficio propio, de su equipo de trabajo, y quizá de la organización entera. Por ello debemos considerar lo siguiente:

        • Ten en mente los beneficios y privilegios del rol de jefe. Algunos de estos tópicos permiten hacer tu trabajo de manera efectiva, pero otros son simplemente ventajas para promover tu estatus. Detecta cuáles puedes dejar ir.
        • Trabaja con personas que no alimenten tu ego y apóyalos. Contrata personas inteligentes con confianza para hablar y decir las cosas como son, sin buscar sólo la adulación.
        • La humildad y la gratitud son aspectos claves. Tómate un momento al día para reflexionar sobre todas las personas que fueron parte de tu éxito en ese día. Esto te ayuda a desarrollar un sentido natural de humildad al ver que no eres la única causa de tu éxito. Termina la reflexión enviando proactivamente un mensaje de gratitud a esas personas.

El ego desproporcionado que viene con el éxito, a menudo nos hace sentir como si hubiéramos encontrado la respuesta eterna para ser un líder. Pero la realidad es que no. El liderazgo se trata de personas, y las personas cambian todos los días.

La humildad y la gratitud son ingredientes de suma importancia para el buen ejercicio del liderazgo. Ejercita estas cualidades reflexionando todos los días sobre aquellas personas que han contribuido en mayor o menor medida a tus éxitos. De esta forma, podrás desarrollar un sentido natural de humildad y estarás más predispuesto a mostrar tu gratitud hacia quienes te han aportado algo en tu camino hacia el triunfo.

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