Jefes tóxicos, las características que los delatan

Jefes tóxicos, las características que los delatan

Experto los describe como “aquellos que potencian las debilidades, cargas negativas y frustraciones”, dañando mediante tácticas a los colaboradores.

Tener un buen ambiente de trabajo se ha vuelto de las principales demandas, sobre todo a raíz del confinamiento, ya que es clave para mantener a los equipos unidos, motivados y productivos. Para que esto ocurra, el papel de los líderes o jefes es vital, al ser quienes comunican, toman decisiones y orientan. Pero esto se complica cuando se tiene a un jefe o líder tóxico.

Mucho se habla y dice de los colaboradores tóxicos, dejando de lado el rol de los jefes o líderes. Lo cierto es que, en ocasiones, estos cargos de alto mando son los que fomentan la toxicidad porque desde ellos vienen estas acciones y posturas que lejos de unir, alejan e incluso destruyen a los equipos.

El psicólogo Bernardo Stamateas los define en su libro Gente tóxica como “todos aquellos que potencian las debilidades, cargas negativas y frustraciones”, de modo que tiene conductas que “dañan grave y duraderamente a los subordinados por medios de tácticas extremadamente duras o malintencionadas”, destaca LinkedIn Noticias.

Pero, cómo se identifica a un líder tóxico. De acuerdo con Cécile Pichon, psicóloga y entrenadora en transiciones profesionales, “un estilo de gestión dañino suele formar parte de un conjunto más amplio de prácticas tóxicas que otros integrantes de la empresa ponen en práctica”.

Para la experta, hay tres acciones frecuentes que realizan los líderes tóxicos:

        1. Dividen a los equipos mediante dinámicas que promueven la “competencia”, además de que optan por la cultura del favoritismo.
        2. Se adueñan del trabajo ajeno, ya sea dándose el crédito completo o parte de él, aunque no se involucraron en las acciones.
        3. Promueven el círculo del estrés, ya que no tienen control de sus emociones, lo cual transmiten a los colaboradores, dañando el desempeño, ánimo y productividad colectiva.

Pero esto no es todo, ya que la psicóloga agrega que igual se delatan porque carecen de empatía, no saben escuchar, no confían en los colaboradores y, por lo tanto, no delegan las tareas.

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