Efecto Zeigarnik: la costumbre dejar tareas a medias

Efecto Zeigarnik: la costumbre dejar tareas a medias

La clave es sacarle provecho, es decir, verlo como una herramienta para tomar mejores decisiones o estimular la creatividad para cumplir con eficiencia.

Una de las malas costumbres en el trabajo es no concluir las actividades y no dejar de pensar en ellas, lo cual genera estrés y desgaste mental. Esta acción responde al efecto Zeigarnik, que se relaciona con la tendencia de recordar más los pendientes que las tareas que ya se realizaron.

El nombre proviene de Bluma Zeigarnik, psicóloga de la Gestalt y psiquiatra soviética que observó el comportamiento de los camareros en los restaurantes y detectó lo siguiente: suelen recordar las órdenes que están pendientes de servir, pero rápidamente olvidan los platillos que ya sirvieron, indica el portal La mente es Maravillosa.

Y esto es justamente lo que ocurre en el trabajo, afectando la productividad porque el nivel de concentración es bajo. Adicionalmente, hay una sobrecarga cerebral porque no concluir una tarea crea tensión cognitiva subyacente y mayor esfuerzo mental.

Vínculo con la procrastinación

Este efecto se relaciona con la procrastinación, que suele darse por la falta de interés o motivación para hacer algo. De hecho, el cumplimiento de las actividades sólo se da por la adrenalina de estar contra reloj para la entrega o por el compromiso de cumplir.

Además de esto puede generar estrés, también hay un rendimiento deficiente porque se cumple por cumplir, sacrificando la calidad de los productos o proyectos y perdiendo el foco del objetivo central.

Para ver el lado positivo del efecto Zeigarnik, el sitio Infoautónomos propone las siguientes medidas:

      • Dividir en etapas los proyectos. Esto ayudará a mantener el interés y tener mayor control al hacer entregas constantes, alcanzando los objetivos paso a paso. 
      • Reconocer los logros. Reconocer los logros individuales hace que las personas valoren su esfuerzo y trabajo, pero, sobre todo, tienen más presente lo que ya consiguieron que lo que todavía tienen por hacer, evitando el estrés y el agobio por el simple hecho de pensar en lo faltante.
      • Aprovechar el tiempo. Una de las mejores maneras de dejar las cosas inconclusas o procrastinar es teniendo una buena gestión del tiempo y eso quiere decir: no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy.

Estas acciones ayudarán a mejorar la productividad y sacarle provecho al efecto Zeigarnik, al verlo como un estimulante para darse espacios considerables para tomar mejores decisiones o estimular la creatividad para después cumplir con eficiencia las actividades.

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